LA IMPORTANCIA DE LA EVALUACIÓN EN LAS REFORMAS DE LAS INSTITUCIONES DE EDUCACION SUPERIOR

DULCE LEONOR VAZQUEZ LOYOLA

 

Es de suma importancia analizar los supuestos sobre la educación, sus fines, metas y propósitos, los supuestos acerca de la naturaleza del hombre y también identificar las diferencias entre cada uno de estos aspectos para tener presente las características que la forman.

El hecho de saber y educación se toman como equivalentes, debemos estar dispuestos a llamar educación a todo conjunto de condiciones fortuitas, muchas de las cuales ocurren sin nuestro conocimiento ni el de nadie más… la educación de un hombre es la suma total de lo aprendido. (Broudy, 1980 p.21)

 

La meta de la educación es lograr el hombre educado. Este hombre debe alcanzar ciertos criterios de desarrollo intelectual, moral y estético, aunque no debe confundirse con el propósito de la educación. La educación superior está  sufriendo incontables cambios, algunos se deben a la globalización y a la tecnología que avanza velozmente. Esto provoca que los estudiantes demanden docentes capacitados que cubran las necesidades que se presentan durante su formación profesional.

Si bien, la matricula ha aumentado en comparación de décadas anteriores, ahora es más fácil tener acceso a una universidad o institución de este nivel, el gobierno aporta recursos y existe varios programas que becan a estudiantes que desean continuar con sus estudios y lograr así una profesión. Aún con todas estas posibilidades que existen obstáculos que impiden que sea un mayor porcentaje quien logre concluir con la educación superior.

Es por eso que las instituciones y los programas de educación superior deben ser diseñados y estar a la vanguardia de la época para dar atención a los cambios y necesidades que se presentan  ya que sin estas no se podrá lograr el desarrollo del país.
La mejora de su calidad y su pertinencia y la manera de resolver las principales dificultades que la acechan exigen la firme participación no sólo de gobiernos e instituciones de educación superior, sino también de todas las partes interesadas,
comprendidos los estudiantes y sus familias, los profesores, el mundo de los negocios y la industria, los sectores público y privado de la economía, los parlamentos, los medios de comunicación, la comunidad, las asociaciones profesionales y la sociedad, y exigen igualmente que las instituciones de educación superior asuman mayores responsabilidades para con la sociedad y rindan cuentas sobre la utilización de los recursos públicos y privados, nacionales o internacionales. Los sistemas de educación superior deberían: aumentar su capacidad para vivir en medio de la incertidumbre, para transformarse y provocar el cambio, para atender las necesidades sociales y fomentar la solidaridad y la igualdad; preservar y ejercer el rigor y la originalidad científicos con espíritu imparcial por ser un requisito previo decisivo para alcanzar y mantener un nivel indispensable de calidad; y colocar a los estudiantes en el primer plano de sus preocupaciones en la perspectiva de una educación a lo largo de toda la vida a fin de que se puedan integrar plenamente en la sociedad mundial del conocimiento del siglo que viene.

“La educación superior es una entidad que sustenta las aspiraciones de grandes franjas de la población. En ellas se depositan la confianza y las expectativas para una vida mejor” (Agüera y Zebadúa, 2011 p.15).

Es imperativo que se redefina el papel de la educación superior frente a la sociedad. 

Desde hace varias décadas se pretende mejorar la calidad de la educación y por lo tanto formar profesionistas competentes que desarrollen tareas específicas de la mejor manera así como alcanzar los criterios antes mencionados, para ello, instituciones correspondientes al campo han realizado distintas investigaciones y ensayos sobre el tema.

Existen evaluaciones que se aplican a las instituciones de nivel superior y pretenden medir los niveles de calidad en los que se encuentra cada una de ellas. Desde años pasados se han realizado cambios en reformas pero al tiempo de evaluarlas es evidente que no se logró el impacto deseado, incluso hay investigaciones y estadísticas en las que se analiza todo el proceso para identificar las debilidades y fortalezas.
“La evaluación de instituciones adquiere su fuerza como dispositivo para conocer puntualmente los resultados de cada universidad y para el ordenamiento institucional, en la medida en que se articula a financiamientos otorgados por diversos programas y fondos, por ejemplo, el Fondo para la Modernización de la Educación Superior (FOMES) o el Programa de Apoyo al Desarrollo Universitario (PROADU). Así mismo permite buscar una conducción más coherente del sistema universitario nacional dada su diversidad. A partir de 1990 se dio inicio a este tipo de evaluaciones tanto en las universidades como en los institutos tecnológicos públicos” (Luengo, 2003, p. 10).  
Estas evaluaciones analizan además, las reformas educativas que incluyen: los planes y programas de las instituciones, la infraestructura, los conocimientos del alumnado, programas de posgrado incluso evaluación del profesorado para recibir estímulos o buscar recursos que contribuyan al mejor desarrollo de las instituciones.
 Al evaluarse las reformas se pretende identificar si están orientadas a la necesidad de responder a las oportunidades y a la construcción de un nuevo orden institucional que estimula a los individuos y si buscan la excelencia académica. Reformas que respondan a la necesidad de atender con mayor urgencia los problemas inmediatos de la educación superior. Si bien es cierto, esta evaluación se tendría que realizar de manera individualizada por cada institución ya que cada una tiene necesidades, características y contextos diferentes. Lo que se pretende es llevar a cabo mejoras significativas e integrales en los resultados educativos es una tarea compleja.
“Las mejoras de todo un sistema educativo sólo pueden darse si existe un apoyo político consecuente y un liderazgo continuo durante un cierto plazo de tiempo. Ciertamente se requieren años de constante esfuerzo para que la mejora se produzca, pero los ejemplos de otros países muestran que esto se puede lograr reflexionando y siendo persistente”. (OCDE, 2010)
Organizaciones como la OCDE, realizaron propuestas basadas en un análisis para esta mejora en la calidad, entre las cuales nos menciona que es necesario un
mejoramiento en las escuelas. De acuerdo a los resultados de las estadísticas e investigaciones realizadas propone quince recomendaciones que México podría seguir y garantizar lo que tanto se ha buscado desde décadas atrás.
 Las quince recomendaciones son: definir la enseñanza eficaz, atraer mejores candidatos docentes, fortalecer la formación inicial docente, mejorar la evaluación inicial docente, abrir todas las plazas docentes a concurso, crear periodos de inducción y prueba, mejorar el desarrollo profesional y evaluar para ayudar a mejorar. En cuestión de liderazgo y gestión: definir un liderazgo eficaz, profesionalizar la formación y el nombramiento de directores, construir capacidad de liderazgo instruccional en las escuelas y entre ellas, incrementar la autonomía escolar, garantizar el financiamiento para todas las escuelas, fortalecer la participación social y crear un comité de trabajo para la implementación  (OCDE, 2010).
Es necesaria una traingulación entre estado, la sociedad civil y el sector privado, las reformas educativas deben llevarse entre la relación de estos tres sectores, no sólo a cargo de los docentes.
Aunque también el avance en tema de aprendizaje de los estudiantes podría ser una manera de medir el desempeño de los estudiantes, de los docentes y de las autoridades de las instituciones. Medir el avance de los docentes para dar tratamiento a las debilidades que se presentan en ellos, gestionar incentivos para la constante capacitación y profesionalización y así cubrir las necesidades que presentan los estudiantes de esta era del conocimiento.
No se requiere solamente una mayor calidad, cobertura y pertinencia de la educación superior sino profundizar y complejizar, adecuarlas a las necesidades de cada contexto y de cada institución, sean construidas por profesionales que
vivan la situación real en el aula, en la escuela. Se requiere una reforma en las formas de pensar.
 Tomar en cuenta la diversidad de mentes, culturas e ideas que forman un grupo, hacer hincapié en los tipos de educación que existen y dejar de lado el imaginario de que sólo se educa en la escuela. La calidad de la educación en todos los niveles es hoy, sin duda un desafío de enorme magnitud que debe ser una de las mayores prioridades en la actualidad, finalmente es lo que los docentes deseamos, ser parte de este desafío y mejorar día a día la educación de este país y por ende, formar hombres educados, hombres de bien.
 
REFERENCIAS
Agüera, Enrique y Emilio Zebadúa (coord.) (2011), La disputa por la educación, México: Editorial Aguilar.
Broudy, Harry S. (1980). Una filosofía de la educación, Editorial Limusa.
Luengo, Gonzalez Enrique (2003), “Tendencias de la educación Superior en México: una lectura desde la perspectiva de la complejidad”, Bogotá, Colombia.
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos  OCDE (2010), “Acuerdo de cooperación México-OCDE para mejorar la calidad de la educación de las escuelas mexicanas”, México.

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