Filosofía de la Educación Superior
Filosofía de
la Educación Superior
Héctor Garduño Hernández
En los últimos días del año anterior y los que van del
presente año ha cobrado fuerza el tema de la educación en México, a raíz del
cambio de gobierno se ha tratado de empedrar el camino de la educación en su
proceso modernizador que se propone desde los organismos internacionales, como
la OCDE, UNESCO y la misma ONU.
En los últimos años han propuesto con singular persistencia,
cambios en la Educación Superior, bajo conceptos como modernización, educación
de calidad, la educación del mañana, cambio de paradigmas en la globalización y
algunos otros similares, ideas que surgen en algunas lujosas oficinas de Suiza
o de París o de Nueva York.
En el documento “Declaración Mundial sobre la Educación Superior
en el Siglo XXI: Visión y Acción, de la ONU, por medio de un escueto análisis
se menciona que la educación superior debe emprender: “la transformación y
la renovación más radicales que jamás haya tenido por delante, de forma
que la sociedad contemporánea, que en la actualidad vive una profunda crisis de
valores, pueda trascender las consideraciones meramente económicas y asumir
dimensiones de moralidad y espiritualidad más arraigadas”[1].
Lo cual significa un reto para filosofar sobre la educación,
desde los objetivos y los fines de la educación en un contexto complejo que nos
marca el siglo XXI.
Educación Superior ¿Para qué?
Las funciones de una
universidad se han ampliado de acuerdo con su desarrollo a través de los
siglos. Hoy la universidad moderna tiene como meta, sobre todo las
universidades públicas o de Estado, las siguientes funciones centrales:
docencia, investigación, difusión y extensión. Algunos autores proponen como
función de la universidad de Estado la de "contribuir a la solución de los
problemas nacionales mediante el análisis de la compleja realidad en que se
desenvuelve el país"[2].
La docencia como la actividad central de enseñar, preparar,
formar personas que entran como estudiantes y deben egresar como conocedores,
dominadores o doctos en el área que estudiaron. La docencia es la actividad
primaria y central de la universidad, a través de ella se forman las personas
que ejercen actividades necesarias para la vida social, como medicina,
ingeniería, arquitectura, derecho, periodismo, sociología, filosofía,
psicología, administración y otras carreras más.
Las universidades no están exentas de contacto con el mundo
cotidiano, tampoco es sano que por estudiar la pureza de los fenómenos físicos,
químicos o sociales se abstraiga de lo que acontece en el mundo y la sociedad
en la que se desarrolla. Al contrario, el mundo y la sociedad moldean a la
universidad y la llevan con sus problemas y contradicciones por el mundo del
cambio y la continuidad, la enfrentan a una realidad a veces hostil y a veces
de avance científico. La universidad no se puede sustraer a los avatares del
mundo moderno que también conforman su perfil.
Uno de los temas centrales de la difícil relación de las
universidades con el mundo que nos rodea, es en sí mismo el fin de la universidad,
lo que queremos de la Universidad, la eterna disyuntiva de ¿Hacia dónde vamos?
en la formación de egresados: para cubrir demandas de personal calificado que
demanda el mercado o formar personas capaces, ciudadanos íntegros, diestros
pero también doctos, por amor al conocimiento y a la sociedad.
La universidad debe tener como prioridad orientar sus
conocimientos y actividades a la formación de profesionistas, de acuerdo con lo
que demanda un mercado de trabajo profesional; o debe formar con toda libertad
a egresados de los distintos campos del conocimiento de acuerdo con la
estructura del área científica de que se trate y de acuerdo con el interés
personal que tiene el estudiante por conocer y desarrollarse.
El mundo del presente tiene como rasgo característico una
integración y dispersión del conocimiento por la vía de las transformaciones
tecnológicas como el internet, que hacen posible que todo conocimiento, por muy
amplio que sea, o por muy raro que parezca, se encuentre al alcance de cualquier
ser humano en el planeta.
Por otra parte, el desarrollo económico mundial impulsado
por la Globalización lejos de ser favorable para todos, resulta solamente
benéfica para quienes obtienen ganancias económicas de ella, pues el resto del
mundo se ve seriamente afectado por la generalización de todo, por la falta de
autenticidad en los alimentos, la manera de vestir y hasta de hablar. En el
contexto vivido actualmente, podemos observar que desde pequeño, el hombre se
encuentra inmiscuido en el fenómeno de la globalización, del cual es cada vez
mas difícil, si no es que imposible, escapar.
En este contexto, podemos observar que las potencias
mundiales adquieren cada vez más poder debido al rápido crecimiento que le
conceden los mercados internacionales, y el impacto que obtienen sus productos
sobre los mercados de los países en vías de desarrollo, que vienen a
convertirse en receptores de todos los bienes y servicios que las potencias
proveen y, en el más óptimo de los casos, se vuelven proveedores de materias
primas para la manufacturación de los bienes ofrecidos después con una marca y
una etiqueta de una empresa trasnacional.
Como parte de la globalización, vivimos también inmersos en
el desarrollo global de la ciencia y la tecnología, está claro que en estos
tiempos la tecnología es parte fundamental de la vida de los seres humanos, sin
embargo nos hemos hecho dependientes de ella para todo.
Si bien la
globalización puede ofrecer grandes oportunidades para alcanzar un desarrollo tanto a nivel nacional
como mundial, debemos tener en cuenta en primera instancia que “existen
profundas diferencias culturales entre las diversas civilizaciones y que en
distintas regiones del mundo se viven problemas sociales, económicos y
políticos muy dispares” (Stavenhagen S/A: 63). La globalización entonces
beneficiará a aquellos países desarrollados que son competitivos, dejando a los
países subdesarrollados en el segundo plano de la participación en el proceso,
como proveedor de materias primas y mano de obra barata.
Por ejemplo, en México el salario mínimo diario está ubicado
en 4 dólares aproximadamente, y lo percibe un obrero no calificado. En Estados
Unidos el mismo trabajo realizado por obreros no calificados tiene un costo
salarial de 65 dólares por día. Como se puede observar la diferencia en costo
salarial es abismal, de 1625 por ciento, por lo que se infiere que un país
maquilador como México, sólo tiene como propuesta en la globalización el papel
de mano de obra barata no calificada, que hace posible la competitividad de los
productos norteamericanos con los productos asiáticos.
La actitud de los países desarrollados no es acercar
distancias con México en la formación de cuadros a nivel profesional en las
carreras técnicas universitarias, al contrario, su interés es por la educación
media superior con un enfoque terminal y con la característica de que sean los
mandos medios en procesos productivos de manufactura y otros, no les interesa
que México desarrolle ingenieros competentes, porque esos los tiene y en gran
cantidad y con más calidad, lo que proponen son escuelas de nivel medio
superior de carácter operativo, con una orientación terminal, que es hacia
donde se ha enfocado la educación media superior del país en los últimos 20
años.
La competitividad de las carreras universitarias en México
queda trunca porque al parecer sólo tienen como campo de acción el área de
desarrollo endógeno, que se observa cada vez más restringido por una atrofia
estructural que impide el crecimiento
económico.
La propuesta de la ONU no responde al reto fabuloso que
propone en el inicio: “la transformación y la renovación más radicales que
jamás haya tenido por delante, de forma que la sociedad contemporánea, que
en la actualidad vive una profunda crisis de valores, pueda trascender las
consideraciones meramente económicas y asumir dimensiones de moralidad y
espiritualidad más arraigadas”[3].
En México las discusiones sobre el tema están vivas, por
ejemplo el rector de la UNAM, José Narro Robles, señaló que “la autonomía es
fundamental para la universidad pública y ésta es igualmente esencial para la
vida democrática del país, reclamó de forma vehemente el cuestionamiento que se
ha hecho de la autonomía en los últimos años, “en algunas ocasiones de manera
tenue y refinada, y en algunas otras, de forma tosca y poco comedida”[4].
Ante la pretendida fiscalización de recursos de la
Secretaría de Hacienda a las instituciones de educación superior anunció que es
el momento de discutir “seriamente” todos estos asuntos y “poner en el tapete
de la discusión la conveniencia de establecer una política de federalización de
la educación superior”[5].
El rector de la UNAM, Narro Robles señaló que “no puede
ignorarse el predominio que los últimos 30 años ha tenido la ideología el Libre
Mercado que ha propiciado en sus excesos la restricción del papel del Estado en
la esfera de lo público, y una de las consecuencias ha sido el cuestionamiento
de la concepción, operación y existencia misma de la autonomía”[6].
La polémica sobre la orientación e la Educación Superior
está vigente, no solo en México, si no también en muchas partes del Mundo,
porque se está definiendo una orientación no solo de la Educación Superior,
sino del la sociedad humana, hacia dónde la queremos llevar, a un consumismo
global, a una esfera basada en un solo modelo de ser humano, de sociedad, donde
la diversidad, el entendimiento, el uso de la razón, el criterio sean solo
adornos de seres desanimados.
Pese a lo que dice la Declaración de ONU, sobre la
modernización necesaria de la Educación Superior y las grandes oportunidades
que se espera recibamos si decidimos jugarnos el futuro con el proyecto de
Educación Superior que proponen, con propuestas ilusorias y objetivos a medias,
la respuesta de Narro Robles es: “uno de los efectos de esa fascinación
ideológica por el mercado, ha consistido en ocasiones en el intento de contener
el desarrollo de las universidades públicas y el propiciar la proliferación de
instituciones con afanes de lucro y de baja calidad”[7].
Sobre el predominio de las carreras técnicas, que demanda el
mercado sobre las disciplinas académicas “indebidamente calificadas como no
productivas en el campo de las humanidades, de las artes, de las ciencias
sociales, e incluso en el ámbito científico. “Es evidente que en ninguna
universidad pública completa se puede hacerlas a un lado, ya que resultan
indispensables para el desarrollo de nuestra sociedad”[8].
Este es el momento, señaló de “buscar los caminos posibles
para fortalecer a las universidades públicas, lograr que éstas puedan ocuparse
más de su propio desarrollo y menos de los escarceos presupuestales”[9].
Filosofar en la Educación es profundizar en las realidades
del contexto en que se desarrolla el quehacer educativo, que no se da en el
aire, ni exento del juego político que tiene todo sistema social, sino que está
inmerso en un todo complejo, que define la dirección del camino, el hacia dónde
del proceso educativo, sobre todo en el nivel Superior.
Bibliografía:
ONU, Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI:
Visión y Acción.
Calva Reyna, José Luis. (2007) “Globalización y bloques económicos:
Mitos y Realidades”, México, Miguel Ángel Porrúa, Librero-editor. pág. 5
Narro Robles, José. 2013, Ponencia en el 90 Aniversario de la
Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
[1]
“Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI: Visión y
Acción, pág. 1
[2]Calva Reyna, José Luis.
(2007) “Globalización y bloques económicos: Mitos y Realidades”, México, Miguel
Ángel Porrúa, Librero-editor. pág. 5
[3]
“Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI: Visión y
Acción, pág. 1
[4]
Narro Robles, José. 2013, Ponencia en el 90
Aniversario de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
[5]
Narro Robles, José. 2013, Ponencia en el 90
Aniversario de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
[6]
Narro Robles, José. 2013, Ponencia en el 90
Aniversario de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
[7]
Narro Robles, José. 2013, Ponencia en el 90
Aniversario de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
[8]
Narro Robles, José. 2013, Ponencia en el 90
Aniversario de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
[9]
Narro Robles, José. 2013, Ponencia en el 90
Aniversario de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
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