RELACIÓN
FILOSOFÍA-EDUCACIÓN EN LA ACTUALIDAD
Todo
hombre busca, en último término, la felicidad
Aristóteles
Por
Omar Hernández Piña
Cuántas
veces nos preguntamos por el ser de las cosas en nuestra vida diaria, parecería
que todo lo damos por hecho, que salga el sol, que nazcan gente, que muera
gente, que tengamos que ir a algún lugar, que tengamos que estudiar, que
trabajar, etc. Pero, realmente no nos detenemos a preguntarnos el por qué de
las cosas, para qué hacemos lo que hacemos, hacia dónde nos dirigimos con lo
poco o mucho que sabemos; tal pareciera que vivimos por vivir, más en la
actualidad en donde la vida se torna demasiado rápida y por lo mismo inestable.
Lo que importa es avanzar, seguir, progresar aunque no sepamos el rumbo que
debemos seguir.
La
educación no escapa a esta forma de vida del hombre moderno, también se ha
tornado o ha entrado en este juego de movimiento y rapidez, es por ello que
existen escuelas o instituciones que ofertan carreras en menor tiempo, con
horarios flexibles según las necesidades de los alumnos, o simplemente asistir
una vez a la semana y sin la necesidad de tener que escribir una tediosa tesis
para titularse; tal parece que los únicos requisitos son no morir y poder pagar
la carrera. Y es que en un mundo en donde lo que importa es el mercado, el cual
se rige por el tiempo y el dinero, cada persona se convierte en un bien en sí
mismo, es por ello que surge la necesidad de especializarse u obtener estudios,
ya sean los que sean, trátense de estudios de media superior, superior o
posgrado, en el menor tiempo posible.
Una
de las herramientas básicas en la educación es sin duda la Filosofía, la
Filosofía como parte del quehacer humano es algo inherente al hombre mismo, ya
que antes de ser cualquier cosa el hombre es un filósofo. El hombre por
naturaleza tiene la necesidad de preguntarse el por qué de las cosas, siente la inquietud de
querer conocer. En la Filosofía el hombre encuentra ese bálsamo a su vacío
existencial, a través de los cuestionamientos no busca tener el conocimiento,
las respuestas, más bien lo que pretende es encontrarlas. Pero qué pasa cuando
el mundo en el que vivimos ya no tiene tiempo para preguntar, en donde ya no
hay lugar para reflexión, porque esto implica tiempo, la pregunta sería ¿qué
sucede entonces con la relación entre la Filosofía y la Educación?, ¿se puede
hablar todavía de que existe una correlación entre ellas? Otras preguntas son:
¿para qué se educa?, ¿cuál es la finalidad o telos de la educación?
Filosofía
y Educación son una conjunción necesaria, hablando pedagógicamente no se puede
entender la una sin la otra:
[…]
la Filosofía preside conscientemente o inconscientemente todo estudio
sistemático y profundo sobre cualquier compartimento de la realidad […] al
estudiar la Educación como Ciencia, se debe apelar a su relación con la
Filosofía (Aguirre, 2010:23).
Tomando en cuenta lo anterior, podemos vislumbrar que entre
la Filosofía y la Educación existe por ende una relación simbiótica la cual es
imposible que desaparezca si es que realmente se quiere que haya un
conocimiento de la realidad.
Ahora surge otro problema, ¿el hombre contemporáneo realmente
quiere conocer la realidad o pretende vivir en un sueño?; la pregunta aparece
en el sentido de que actualmente pareciera que lo que menos quiere el hombre es
afrontar la realidad, hacer frente a todos sus demonios. Y es que con el
desarrollo de la ciencia y la tecnología el hombre ha despertado a sus propios
monstruos. Al parecer se prefiere simplemente vivir que volver a reflexionar
sobre lo que se ha hecho, por que la realidad dista mucho de ser el cuento de
hadas que nos quería relatar la modernidad. La Educación tiene un problema
serio, ¿cómo despertar al hombre de este sueño o es que la educación será
complice para que se permanezca en un sueño perenne?
Primeramente hay que analizar
qué entendían los antiguos griegos por Filosofía y cómo la conjungaban
con la Educación:
[Entendemos] por Filosofía, toda reflexión profunda y sistemática
sobre el ser y el conocer munido de la capacidad humana superior que busca
encontrar la razón de todas las
cosas en su unidad y diversidad,
podemos atribuir su origen claro y significativo en la Grecia de los
presocráticos […] Desde […] el siglo VI a.C. podemos observar las relaciones
directas de la Filosofía con un sistema determinado de enseñanza y de formación de Escuelas (Aguirre, 2010:23-24).
Obviamente todas estas escuelas de las que habla son las
denominadas como escuelas morales,
esto en palabras de José Amado Aguirre, entre ellas se encuentran la escuelas
de los cínicos, los epicureístas, los estoicos hasta llegar a Sócrates.
Lo primordial en estas escuelas morales es que sus discípulos
le encontraran un sentido a la vida, la escuelas buscaban que el individuo
encontrara, por ejemplo, lo que se denomina como ataraxia o imperturbabilidad del alma con los epicureístas, otro
caso es el eudemonismo o felicidad con los cínicos, otro asunto más es la
búsqueda de la autorquía o el dominio
de sí con los estóicos. Con Sócrates lo principal era el conocimiento de sí a
través de la mayéutica, ya que hay que recordar que para él la verdad se
encuentra en uno mismo, simplemente hay que ayudar a que salga.
Con el paso del tiempo, con la llegada de la modernidad, con
el desarrollo de la ciencia y la tecnología, con el surgimiento de la educación
positivista, la educación moral o con sentido de vida cambió. Se trataba de
formar individuos con una mentalidad pragmática, dejando de lado el ser por el
hacer. Pero qué idea fue la que llevó al hombre a cambiar de rumbo, de ver la
vida de una manera armónica a una técnica, de ver en la educación una forma de
entender la vida de manera holística a ver la vida de manera especializada; sin
duda esa idea fue la del progreso.
El progreso es uno de los grandes logros, si lo podemos
llamar así, en la vida del hombre, permitió que se rompieran esquemas o
paradigmas sobre todo en cuanto a ver la vida de manera cíclica. Debemos de
entender que el progreso es un progreso de la razón y la libertad, como lo
anuncia Antonio Campillo en su libro Adiós
al Progreso:
[…] la idea de progreso
[es] el establecimiento de una escala o jerarquía vertical entre los pueblos,
jerarquía que resulta de aplicar el mismo patrón universal e intemporal a las
diversas culturas de la historia, o que la propia historia se encarga de
elaborar en el movimiento mismo de su desarrollo (Campillo, 1995:25).
Lo anterior quiere decir que el progreso se convirtió en una
línea recta, ya no se trata de un tiempo cíclico en donde se podía comenzar de
nuevo, sobre todo si había errores; la historia como el tiempo dejaron de tener
esa forma de espiral para convertirse en una línea recta, la cual lleva a los
pueblos como a los individuos del infierno al cielo, de la nada al todo, del
fracaso al éxito. Es en este momento en donde la Educación tiene que cambiar.
La Educación ya no se ve ni tampoco se entiende como esa guía
que otorgaba un sentido de vida al hombre, si lo podemos llamar así, ahora es
el medio mediante el cual va a conseguir progresar y en ese progreso alcanzar
la tan anhelada felicidad. Esta felicidad se entenderá en el periódo de la
Ilustración como ese salir de la ignorancia, en donde el conocimiento por medio
de la razón nos haría libres, en donde los miedos se disiparían. A partir de
este momento la ciencia y la tecnología tomarían un papel importante dentro de
la Educación.
La educación, como ya se ha mencionado, abarcaría con su luz
a todos los hombres, al estar a la mano, homologaría el pensamiento, la razón
ya no se viviría en el error. Es entonces cuando surge una insición entre la
Filosofía y la Educación. Y es que la Filosofía se basa en teorías bellamente
construidas, como diría Francis Bacon, pero que no tienen sustento en la
realidad, por el contrario la ciencia promueve un conocimiento objetivo,
analítico, comprobable, es entonces que con teorías positivistas como la de
Augusto Comte la Educación opta por más que una educación para la vida por una
educación científica, abarcadora.
La Filosofía no puede resolver problemas reales, es más,
muchas de las veces no puede resolver ni los suyos, por eso la Educación la
dejó de lado:
Mientras los científicos tienden a resolver sus problemas,
los filósofos rara vez hacen lo mismo con los suyos […] se dijo que los
científicos resolvían sus problemas porque éstos eran genuinos y porque tenían
métodos eficientes, mientras que los filósofos, enmarañados en asuntos
metafísicos, no resolvían los suyos porque no eran tales […] (Moore, 2012:14)
El problema es que con el paso del tiempo vemos que la
Educación, no es que haya elegido mal, pero si minimizó el ser del hombre, el
conocimiento es tan basto (no alcanzaría una vida para saberlo todo) que ahora
nos vemos en la necesidad de especializarnos, somos doctos en pocas cosas, sino
es que en una sola y somos ignorantes en muchas más, a diferencia de los antiguos
filósofos griegos que ellos sí tenían un conocimiento más abarcador, ya sabían
acerca de matemáticas, astronomía, qumíca, etc.:
No se ha realizado el ideal positivista de la ciencia
unificada, sino […] más bien el reverso. Lo que se sabe hoy ya no vale mañana;
lo que saben un reducido grupo de científicos nada tiene que ver con lo que
saben otros […] Todos somos especialistas, todos somos expertos en algo, y cada
uno procura ser más experto que sus compañeros de oficio, esto es lo que nos
aleja a unos de otros, lo que nos enfrenta a unos con otros. La atomización y
la competitividad son los rasgos característicos de los saberes contemporáneos.
(Campillo, 1995:77)
Es por todo lo anterior que la Educación, actualmente, tuvo
que recurrir a planes de estudio con una visión más pragmática que humanística;
todo lo que tiene que ver con lo filosófico, axiológico, estético no son temas
importantes porque no producen algo sustentable, más y cuando se habla de una
cuestión económica. Los países en general y más uno como el nuestro requiere
que la gente produzca bienes materiales no ideas.
Retomando lo anterior, la ensición entre la Filosofía y la
Educación es un tema importante que se debe reconsiderar, ya que esto es lo que
nos lleva a la preguntas iniciales ¿qué sucede con la relación
entre la Filosofía y la Educación?, ¿se puede hablar todavía de que existe una
correlación entre ellas? Pero la más importante por responder es ¿cómo despertar al hombre de este sueño o es que la
educación será complice para que se permanezca en un sueño perenne?
Al parecer así es, Filosofía y Educación ya no son
correlativos; la Educación ha perdido su objetivo inicial, crear hombres, ahora
lo que forma son autómatas, seres que viven sin cuestionarse y que se dedican
solamente a obedecer. Crea hombres sin ideales, por qué no decirlo así,
románticos, de lucha, de cambio, en otras palabras, revolucionarios. Tal parece
que la Educación se alió con el sistema económico capitalista y castró toda esa
fuerza creativa.
Si bien es cierto, en la actualidad con los nuevos planes de
estudio se pretende que los alumnos logren el conocimiento por sí mismos, sean
reflexivos, sean críticos; el problema es que los mismos alumnos ya están
alienados, esperándo que sea el profesor quien les dicte lo que deben escribir,
lo que deben saber para después memorizarlo o repetirlo sin ningún sentido.
Volviendo con el tema de los planes y programas de estudio
que la Educación contemporánea presenta, sobre todo en nuestro país, es sin
duda totalmente pragmática, manteniendo una visión práctica del hacer y no del
ser del sujeto, esto ya se había mencionado anteriormente. Por lo que podemos
decir que la Educación en la actualidad está al servicio del mercado, haciendo
creer al individuo que con la educación que recibe de las instituciones
educativas será un ser universal, es decir, lo mantiene soñando con ser libre,
para después esclavizarlo. En otras palabras podríamos decir que se le educa
para consumir y de esta forma subyugarlo por toda su vida, a diferencia de las
primeras escuelas griegas que buscaban la libertad de los hombres:
En los planteamientos pragmáticos, lo que interesa
fundamentalmente es la práctica educativa,
con cuidado o no de sus objetivos […]se trata de programas educativos
funcionales, cuyos proyectos de fondo pueden resultar débiles de cara a la
formación cuidadosa de sus destinatarios [es decir los estudiantes]… La
antropología filosófica, la ética y la filosofía de la educación resultan
irrelevantes para propuestas con esa orientación y, si se les llega a
considerar, se hace bajo el paradigma de la modernidad, es decir, de la razón
instrumental, con lo que pierden su densidad metafísica. (Cuellar Pérez, 2010:23)
Por todo lo anterior podemos decir que la Filosofía y la
Educación hasta cierto punto han perdido su relación inicial, los intereses de
ambas se han minado con relación al individuo y la formación del hombre. Lo que
tanto buscaban al principio que era la felicidad del hombre, se ha convertido
más bien en su desdicha, qué quiero decir con esto, que el hombre actualmente
se educa no por el hecho o por la necesidad de querer concer más, por
satisfacer ese vacío del que hablabamos al principio, esa hambre por saber que
tenía el filósofo griego, ahora se educa por obtener más recursos económicos y
es que el mismo sistema así lo exige. No importa si se aprende algo para la
vida, lo relevante es obtener un papel que me permita aumentar mis ingresos,
por lo que el conocimiento ya no es para compartirlo es para beneficiarse uno
mismo, pero de manera monetaria. Obviamente no es en todos los casos, pero sí
en la mayoría de ellos.
La Educación no está respondiendo a esa búsqueda del ser del
hombre en la actualidad y es que la insición con la Filosofía le ha afectado,
por sí sola no tiene un telos claro,
más que el del mercado. Educación y Filosofía, esa conjunción dan como
resultado, aunque suene romántico, la felicidad del hombre y no es que las
cosas materiales no sean importantes, sino que la vida tendría más sentido
porque se sabría que dichas cosas no lo son todo en la vida, también está el
arte, por ejemplo, una buena plática:
En los programas educativos-carentes de una antropología
filosófica explícita de inspiración clásica o de una filosofía de la educación
afincada en el ser que oriente su quehacer- prevalece generalmente un carácter
instrumental, pragmático, con debilitamiento de la teleología educativa […]
(Cuellar Pérez, 2010:25).
Por lo anterior, es importante que la Filosofía y la
Educación renueven votos, por decirlo de alguna manera, esto en beneficio del
propio hombre, ya es que como el hijo de un matrimonio divorciado, no es
educado de manera óptima porque solamente se encuentra con una de las partes y
está parte esta influenciada por la pragmaticidad. El hombre educado en la
Filosofía encontrará un sentido de su vida y con ello la felicidad sustentada
en valores, éstos son los que regirán su ser y quehacer en la vida, obviamente
somos humanos y caeremos en errores, pero se tratará de llevar una vida digna
ya que cada paso que demos estará sustentado en una responsabilidad social y no
en una responsabilidad individual:
El hombre [por medio de la educación] lo que pretende, aun
sin saberlo en forma temática, es la inmsersión en los valores. Dado el
dinamismo y la insuficiencia de la naturaleza humana, la conducta natural de
ella es la tendencia, la asimilación y la vivencia del valor (Gutiérrez Sáenz,
2001:58).
Siendo así, la
responsabilidad social será posible siempre y cuando exista lugar para el plano
axiológico, de lo contrario no será posible que nos entendamos y que busquemos
los mismos objetivos.
BIBLIOGRAFÍA
Aguirre, J. A. (2010). Filosofía y Ciencia de la
Educación. Relación constante entre filosofía y educación. Argentina:
Brujas.
Campillo, A. (1995). Adiós al
progreso. Una meditación sobre la Historia. Barcelona, España: Anagrama.
Cuellar Pérez, H. (2010). ¿Qué es la
Filosofía de la Educación? Filósofos de la educación, Naturaleza de la
educación, Relación con otras ciencias. México: Trillas.
Gutiérrez Sáenz, R. (2001). Introducción
a la Pedagogía Existencial. Naucalpan, México: Esfinge.
Moore, T. (2012). Filosofía de la
Educación. México: Trillas.
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